sábado, 1 de noviembre de 2008

El cine vuelve al barrio

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La Paternal Cine Ambulante es un colectivo que se propone formar un cineclú itinerante que recorra el barrio. Queremos que cada proyección sea un motivo de encuentro. Una celebración poética de las imágenes. Un ejercicio de memoria popular. Un disparador de pensamientos y debates.
Varios motivos impulsan esta propuesta. En primer lugar, el hecho de reunirse y ocupar los espacios públicos comunes que nos pertenecen. En este sentido, nos sumamos al reclamo de los vecinos que abogan por la recuperación del cine-teatro Taricco como espacio cultural del barrio. Amén de este aspecto sociológico, existe una cuestión de escala: nos consideramos incurables amantes del cine, y como tales pretendemos compartir el placer de ver las películas proyectadas en pantalla grande.
Hecha esta expeditiva presentación, queremos invitarlos a nuestra primera cita, que será el próximo sábado 8 de noviembre a las 20 horas, en el Centro Cultural La Paternal (en la escuela La Pampa, Gaona y Caracas), con entrada libre y gratuita. En esta oportunidad, nos remontaremos al año 1952 para revivir Las aguas bajan turbias, de Hugo del Carril.
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Las aguas bajan turbias es una de las obras más destacadas del cine argentino. Fue filmada en la selva misionera en 1951 y estrenada comercialmente el 9 de octubre del año siguiente. Cuenta la historia de dos hermanos, Santos y Rufino Peralta, que se emplean como trabajadores en los yerbatales del Alto Paraná. A las condiciones infrahumanas de trabajo y la codicia de los patrones se suma el enfrentamiento de Santos con un capataz por el amor de Amelia. De a poco se va gestando la rebelión y la organización entre los trabajadores.
Esta película fue el mayor éxito en la filmografía de Hugo del Carril (quién además de dirigir, interpreta a Santos y entona un par de canciones). Está basada en El río oscuro, del escritor, periodista y militante comunista Alfredo Varela, quien al momento de trabajar en el guión estaba preso en Villa Devoto, encarcelado por el mismo gobierno peronista al cual adhería del Carril. Varela colaboró con el guión, verdadera creación colectiva junto a Eduardo Borás y Hugo del Carril, quién lo visitaba semanalmente en la cárcel para avanzar con la historia. No fue fácil para el grupo creativo encarar la obra: debieron eliminar el nombre de Alfredo Varela y el de su novela de los títulos, y dejar bien expreso al principio del film que los hechos narrados eran asunto del pasado. Además, del Carril fue perseguido por Raúl Alejandro Apold, secretario de Prensa y Difusión del gobierno de Juan Perón, quien le prohibió cantar en Radio Splendid tildándolo de “comunista”. Cuenta una anécdota que del Carril intercedió ante Perón por Alfredo Varela: “¿Por qué está preso?” preguntó el entonces presidente. “Por orinar frente a la embajada soviética”, contestó el artista. Luego de reírse, el general respondió: “Mire, al final somos todos un poco comunistas, si al final lo que buscamos es la justicia social”.
El libro de Varela, escrito en 1943, implicó una novedad en el panorama de la novela latinoamericana, no solo por su temática social, sino principalmente por introducir la fractura del relato y proporcionar al lector diversos ángulos de aproximación. El río oscuro puede ser entendido como un relato coral; en cambio, en Las aguas bajan turbias la historia está condensada en lo que ocurre con un grupo de hombres. Pero además del libro de Varela, en el trabajo de del Carril pueden rastrearse otras inspiraciones: la película Prisioneros de la tierra (1939), de Mario Soffici, sobre los mensúes misioneros, y también los relatos de Horacio Quiroga, que influyeron en la obra de Alfredo Varela.
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